viernes, 2 de diciembre de 2016

32. Isla Perlas fue algún día Cuba del Sur


El ferry de las seis de la mañana pronto partiría de San Juan a Isla Perlas con India y Susi a bordo. Era una nave vieja y corroída por el óxido que tuvo mejores tiempos, y que ahora mostraba la desidia y los embates de la crisis.
Cuando se iban acercando a la isla, en el horizonte se veían a lo lejos muchas edificaciones de gran tamaño, con diseños arquitectónicos modernos, pero que al mirarlos más de cerca se podía comprobar que estaban vacíos y en completo abandono.
India sintió pena de ver el deterioro que había sufrido Perlas en tan pocos años, y sintió nostalgia.
Al desembarcar, las dos mujeres se dirigieron a la posada El Salar ubicada a la orilla de Playa Arenas, a unos veinte kilómetros de Perlamar, la capital.
Durante el recorrido vieron que las calles estaban sucias y llenas de baches, las fachadas de los antes lujosos hoteles en ruinas, y la mayoría de las tiendas cerradas y destartaladas.
Se instalaron en su habitación, dejaron el equipaje y salieron a recorrer la isla hasta que Yubirí se comunicara con ellas para ir al encuentro con Martinha.
Las playas de Perlas no habían perdido su belleza, pero donde antes se levantaban restaurantes de lujo a orillas del mar, solo habían ahora ranchos y kioscos donde vendían pescado frito cocinado en fogones a la vista del público, en un aceite de dudosa calidad debido al aspecto y al olor que desprendía.
India y Susi se sentaron en las sillas de plástico enmohecidas y desayunaron.
Posteriormente siguieron recorriendo la vía que bordea el mar. La mayoría de los hoteles y restaurantes habían sido demolidos o convertidos en casinos ilegales o prostíbulos. En ellos se traficaba además toda clase de drogas con la anuencia de las autoridades que exigían parte de los beneficios obtenidos en el negocio.
Isla Perlas es un estado venezolano orientado casi en dirección norte-sur que tiene 1.400 kilómetros de largo y 247 en su parte más ancha.
En el extremo más septentrional roza casi las costas de Jamaica, Cuba, y Haití. Ninguno de los tres países caribeños se encuentran a más de veinte kilómetros de su costa. Su parte más merdional solo se encuentra a doce kilómetros de distancia de la Venezuela continental, formando ambas un estrecho similar al de Gibraltar por el que pasan miles de embarcaciones al año procedentes del Canal de Panamá.
Esta posición geoestratégica y otras razones motivaron un largo conflicto armado de quince años entre Cuba y Venezuela. 

La guerra se saldó con el lanzamiento de un par de bombas atómicas, la tercera y cuarta de la historia. Fue el primer experimento, previamente negociado, entre las dos superpotencias para poner a prueba el funcionamiento de su diplomacia y su armamento estratégico.
Ambas naciones deseaban montar un escenario de conflicto nuclear real a pequeña escala para obtener información sobre diversas aspectos de ese tipo de enfrentamiento
, aunque esa situación no se produjo hasta enero de 1975, tras década y media de conflicto armado entre lo que se dio en llamar Cuba del Norte y del Sur.
Por expreso acuerdo secreto entre EEUU y la Unión Soviética, solo estallaron dos bombas de escasa potencia en el corazón del Caribe, una en la ciudad norteña de Calta, a 1.200 km de Perlamar, y la otra en Guano, en el extremo sur de Cuba.
Las explosiones provocaron varios miles de muertos y dos nubes radioactivas que afectaron a cinco naciones: Jamaica, Cuba, Haití, República Dominicana y Venezuela.
Una vez que el Comandante Delfi entró victorioso en La Palma, la capital cubana, se inicia el desembarco en una playa del norte de Isla Perlas, concretamente el siete de marzo de 1960 en Bahía de Los Cocos. No hubo demasiada resistencia debido a que nadie se esperaba que Delfi tuviera también planes revolucionarios ocultos para la isla. 

Una vez establecida la cabeza de playa, el avance ya fue imparable hacia el sur, aunque tuvieron que parar a veintidós kilómetros de Perlamar.
El conflicto estuvo estancado hasta enero del 71, fecha en que los comunistas deben replegarse hacia el norte en un territorio que ya había bautizado el nuevo gobierno autoritario con el nombre de Cuba del Sur.
Las fuerzas militares venezolanas, con el apoyo decidido de Estados Unidos, van ganando poco a poco territorio y haciéndose paso en medio de la tupida selva. Finalmente logran llegar a las puertas de Calta, la capital comunista de Perlas hasta 1975. Este año terminará el conflicto tras el lanzamiento de las dos bombas atómicas y la firma de un acuerdo de paz. En el documento ambas partes aceptan que esa zona del Caribe será desnuclearizada y que las fuerzas cubanas abandonarán el territorio de Isla Perlas y futuras intenciones anexionistas.
Según algunos historiadores, la retirada de Estados Unidos de Vietnam del Sur estuvo motivada por el interés en solucionar lo antes posible el conflicto de Isla Perlas, o incluso por una permuta pactada entre ambas potencias, no sin antes provocar un escenario atómico real a pequeña escala. Dicho desenlace arrojaría información sobre las consecuencias en las relaciones internacionales y las reacciones de la opinión pública ante ese tipo de enfrentamiento bélico que no se había producido nunca hasta el momento.
Pero lo que no se preveía ni se pensaba en aquellas fechas es que en la actualidad, Cuba y Venezuela están manteniendo conversaciones secretas para crear la República Socialista de Venecuba, y que existe también un proyecto para enlazar a corto plazo la isla cubana y Venezuela con un oleoducto. Esta estratégica infraestructura solo tiene que cruzar el mar en los estrechos de Venezuela (12 km) y de Calta (18 km) para llegar a la mismísima La Palma.
Aparte de construir un oleoducto de cerca de tres mil kilómetros, la República Socialista de Venecuba también quería establecer un peaje obligatorio en el estrecho de Venezuela a los barcos que se dirigían a Europa o África procedentes del Canal de Panamá, aunque esto era algo que nunca le permitiría la comunidad internacional.
De toda esta historia hablaron India y Susi antes de volver de nuevo a la posada mientras recorrían la carretera que lleva al norte de la isla. 
Circulando por ella vieron cómo las lanchas voladoras descargaban drogas y tabaco a plena luz del día, mientras las veloces embarcaciones de la Guardia Costera permanecían amarradas en el puerto de Perlamar.
La costa oeste de la isla era muy apropiada e ideal para las descargas porque tenía playas pequeñas y desiertas, y la carretera iba siempre muy pegada a ellas.
Susi e India sintieron miedo a que las vieran mientras se producían los desembarcos de cocaína, hachís y tabaco rubio. 

El nivel de deterioro de la isla las había impresionado, y decidieron devolverse a la posada a esperar la llamada de Yubirí para que las condujera hasta donde se escondía Martinha.