martes, 7 de febrero de 2017

49. India y Susi conversan sobre la sicología pop


Tras pagar Susi la ropa, ambas mujeres salieron de la tienda.
Estaba comenzando a llover, pero habían tenido mucha suerte porque las jornadas anteriores no cayó ni una sola gota, y gracias a ello pudieron dormir y desplazarse cómodamente las dos noches pasadas.
Mientras caminaban por el pueblo conversaron.
India, la más bajita y rellenita, sacó el tema de su enfermedad.
-Estoy cansada de la psicología pop.
-¿Por eso no debo aplicarla contigo?
-Sí. Es importante que no lo hagas -le recomendó India.
-Hace días que vengo pensando en ello -contestó Susi.
-No volveré a los sicólogos. Son más de lo mismo.
-A mi tampoco me gustan. Me da la sensación de que son comerciantes como cualquier otro.

La ayuda debe ser incondicional. Yo no te puedo exigir ni pedir que dejes de fumar o que no te mates para conseguir mi recompensa emocional.
-Exacto.
-Así dejé yo el tabaco. Sin libros de autoayuda ni otros programas o consultas.
-Ni sicólogos. Yo mejoraré cuando vuelva a tener la esperanza de que mi vida será mejor, incluyendo este país -añadió India.
-En fin, no hay mejor sicólogo que alguien con quien compartir un abrazo, un polvo o una conversación.
-Por eso me gusta tanto conversar contigo -le dijo India a Susi cogiéndola de la mano.
-Relaciones sinceras entre las personas, y que no haya dinero de por medio. Recuerda que yo también estoy enferma y loca. Por eso lloro cada poco de dolor o felicidad.

Susi evitó mirar a India al pronunciar esas palabras, porque sabía que podrían asomar las lágrimas.
-Tú no estás enferma ni loca. Eres una persona sensible -contestó India apretándole la mano a Susi.
-Solo los locos pueden entender a los locos.
-Tú me entiendes porque te pareces a mí -contestó India.

Ahora sí se miraron las dos mujeres, aunque se rieron en vez de llorar como Magdalenas.
-¡Eh! ¡Nos parecemos, pero soy bastante más alta que tú!
-¡Jajá! Lo importante ahora es que seamos conscientes de que la psicología pop es una mierda. Que me sirve más esta conversación que otra en la que me digas que ponga de mi parte o que sonría o que sea feliz.

India hacía tiempo que deseaba decirle eso.
-Cualquier día te enviaré a la mierda. ¡Jajá! -contestó Susi.
-La psicología pop no funciona para mí porque tengo una enfermedad real y a la vez un entorno desfavorable.
-No funciona para ti ni para nadie cuando llega la hora de la verdad.
-Estoy en una situación muy desfavorable. Bueno, no tanto, porque no vivo debajo de un puente -reconoció India.
-Y, además, estás ahora conmigo y pasaremos juntas la noche. Pero, ojo, yo te haré pasar alguna debajo de un puente, aunque solo sea para que sepas qué se experimenta con eso.
-No me hagas eso. Con tu compañía sin juzgarme ni presionarme es suficiente ayuda. No necesito dormir en esas condiciones para nada.
-Te gustará. Dormiremos solo con un saco, una esterilla, nuestra conversación y las estrellas. Quiero que duermas conmigo debajo de un puente para que aprecies lo que tenemos.
-¿Qué tendrémos esa noche?
-El puente, el saco, la esterilla y la palabra. ¿Necesitamos algo más? El puente será una casa sencilla. Si no llueve podremos ver las estrellas. Y si lo hace será mucho mejor porque no nos mojaremos. Ya verás cómo no te deprimirás teniendo tan poco.

-¿Y dónde dormiremos esta noche? -preguntó India. 
-Vamos a ir a un hotel muy especial donde no te venden sueños dulces, sino miedo. Aunque no lo quieras, nos tendremos que abrazar en la cama, ¡Jajá!
-Háblame más de tu filosofía de vida -dijo India.
-No te va a interesar. Ya te he dicho que soy como todas las demás personas. Vulgar, compulsiva, primitiva... A veces cometo alguna locura, y poco más tengo que añadir. Mi filosofía consiste en intentar aprender, porque a mi edad aún me siento inmadura. Aprender a pedir perdón. A escuchar más. Y entender de una vez que las apariencias casi siempre engañan. Te pueden estar fastidiand
o o quererte sinceramente. Deseo buscar gente que me ayude a aprender. Y tú lo has hecho. Por eso mi filosofía está más en ti que en mí... Los libros de autoayuda no pretenden ayudarte, igual que la prensa no tiene como objetivo final informar. Son un negocio. Y nuestra relación también. Pero un negocio bueno. No un buen negocio.
-¿Por qué es un negocio bueno? -preguntó India.
-Porque nos damos cosas y no ganamos con ello ningún dinero. Los buenos negocios aportan mucha plata contante y sonante. Los negocios buenos son ruinosos. Quizás lo apropiado sería no usar esa palabra.
-¿El término "negocio"? -preguntó India.
-Si. Aunque, pensándolo bien, ahora mismo estamos negociando. Estamos juntas porque negociamos sin querer y nos gusta el negocio bueno que estamos haciendo,
-Yo soy fatal con los negocios. Siempre me timan.
-¡Jajá! ¡Pues espabila! Estate tranquila que no te cobraré por dormir debajo del puente -dijo Susi.
-No me cobrarás por enseñarme a apreciar las cosas sencillas de la vida que tengo y eso me parece muy bien. 

No creo en eso de la autoestima porque es más de lo mismo: autoayuda. Tengo que aceptar que la vida es como es y que hay que vivirla lo mejor posible. Lo mejor es un polvo, un abrazo, una palabra o una caricia sinceras, como ya has dicho antes.
-Claro. Y tú no tienes todo eso.
-No. Pero al menos te tengo a ti ahora.
-Yo te puedo dar abrazos, caricias y palabras sinceras, pero nada más -dijo Susi.
-No te pido nada más.
-Así que no intentes tocarme las tetas aunque esté dormida, porque no va a gustarme -dijo Susi.
-No te preocupes que no te haré nada sin tu consentimiento. Además, tú no eres Isabel.
-Eso me parece mucho mejor.Ves cómo sí negociamos. Y sabemos negociar lo que nos traemos entre manos.
-Yo siempre cedo.
-Mal negocio, ¡jajá!
-Por eso soy mala negociando.
-¿Aceptas dormir en Casa Satanás?
-Sí. No hay otro sitio.
-Te advierto que pasarás mucho miedo. Y que tendremos que acostarnos juntas.
-No importa. No creo en los fantasmas.
-Ya veremos -añadió Susi.
-Y acepto que dormiremos juntas, ya es casi una costumbre.
-Pero si tenemos mucho miedo nos tendremos que abrazar muy fuerte. Y notaré demasiado tus tetas... o tu culo. ¿Qué prefieres? Recuerda que este asunto es muy importante negociarlo antes. Contesta: ¿las tetas o el culo?
-Ninguno de los dos.
-¡Pero mujer! ¡Nos abrazaremos fijo! Habrá horribles fantasmas  por todas partes y extraños seres debajo de la cama.
-No creo en esas cosas -advirtió India.
-Bueno, aún no me has respondido a la pregunta: ¿abrazadas de cara o de espalda?
-De espalda -contestó India.
-¡Jajajá! Recuerda que con el miedo se puede una tirar pedos. Seguimos negociando. ¿Quién pone la espalda y quién la naríz?
-Yo pongo la espalda.
-Y los pedos, claro.
-Sí. ¡Jajajá!
-¡Y después dices que siempre cedes y que no sabes negociar!
-¡Primera vez que gano una!
-Yo no acepto. Abrazadas de cara -afirmó Susi.
-Está bien. Como quieras.
-Damos coces y tiramos pedos, y así nos defenderemos del demonio y los fantasmas. La noche en Casa Satanás va a ser muy larga y divertida.
-¡Jajajá! ¡Sí! Yo no tendré miedo.
-Lo tendrás. Tendrás mucho miedo. Y te reirás. Habrá momentos en que no sabrás si reir o llorar. Una vez que nos visiten seres del otro mundo, y no puedan con nosotras, aparecerá el demonio.
-¡Ay, no! -exclamó India.
-Por eso se llama Casa Satanás. ¿Lo habías olvidado? El demonio es malo y sabe cómo hacernos daño.
-¡Ay, no! ¡Cállate!
-¿Sigues aceptando dormir ahí?
-Mejor que dormir debajo de un puente es.
-¡Jajajá! ¡Contesta, India!
-Claro que acepto.
-Me alegro. Sabremos defendernos. En la cena comeremos tú castañas y yo caraotas para aprovisionarmos de munición suficiente.
-¡Lucharemos a pedo limpio! ¡Jajajá!
-Los pedos no son muy limpios que digamos -respondió India al tiempo que las dos mujeres se encaminaban hacia allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario